visitas

lunes, 24 de febrero de 2014

señuelos para depredador





SEÑUELOS


Con el paso de los años, bastantes compañías se han animado a probar suerte –algunas con no poco éxito– en el apartado de la construcción de artificiales, el cual, por su parte, durante mucho tiempo ha sido coto exclusivo de apenas un puñado de ellas.




No obstante, la práctica del lance ligero  a veces requiere de señuelos con unas cualidades  que no todas las firmas son capaces de producir. En este orden de cosas, ¿en base a qué  podemos afirmar que éstos se hallan un peldaño por encima de los demás?

Creencias erróneas
Por algún extraño motivo, muchos pescadores –en especial los de la nueva hornada– estiman que sólo los artificiales japoneses de reciente aparición –sobre todo los formatos long-cast gigantes– garantizan la obtención de capturas, mientras que el resto deben desdeñarse o, cuanto menos, quedar en la recámara como último recurso al que acudir cuando aquéllos hayan fallado.

No obstante, si bien es verdad que algunos modelos ofrecen un considerable rendimiento, quien abuse de ellos pasará de modo absurdo por encima de las innegables virtudes que esconden los viejos rockeros en determinados momentos. Y es que ambas concepciones han sido diseñadas para encarar distintas situaciones de pesca, de ahí que no se pueda proclamar abiertamente que una prevalecerá siempre sobre la otra..
Calidad no equivalente al precio
El coste de adquisición de un engaño predispone a pensar que su nivel de prestaciones transcurre parejo al desembolso efectuado, pero eso no siempre es así. De hecho, aun cuando algunos de ellos cuenten con un precio prohibitivo, con harta frecuencia sus componentes dejan mucho que desear. Acabados que se disuelven como si de un azucarillo se tratase, poteras que se ven roñadas por la acción del salitre incluso antes de que finalice la primera sesión de pesca, o baberos que cascan con una facilidad pasmosa, son algunos de los defectos que padecen esos engaños que tan cara venden su piel, y que, sin embargo, muestran sus vergüenzas sin rubor apenas estrenados. Con semejantes credenciales, ¿dónde radica la bondad del material?



¿El huevo o la gallina?
En principio, podemos pensar que las prestaciones de los señuelos bastan para hacer sucumbir al pez, pero, en realidad, es el propio pescador quien se encargará de incrementar la capacidad letal que viene embalada de fábrica. Por eso a menudo el secreto del éxito radica más en el espíritu que se pone de manifiesto que en el material que se emplea.

Otra circunstancia que hace que un señuelo se pueda imponer frente a sus compañeros de morral estriba en el modo en que éste es bobinado, pues a veces la recogida y la animación ralentizadas pueden llegar a ser claves. Por tal motivo, frenad los cobros veloces de línea, pues si bien a veces la captura tiene lugar merced a una acción refleja del cazador frente a algo con forma de alevín que huye de él, determinados artificiales están concebidos para desplegar un contoneo demoledor a bajas revoluciones.

Retorno al servicio activo
A menudo solemos dejar fuera del servicio activo a determinados señuelos que son capaces de conseguir grandes resultados merced a manías sin fundamento, o bien en virtud de comentarios hechos por otros colegas que los han probado, y que, en cambio, ni tan siquiera nos hemos molestado en verificar.



Por eso es conveniente tener criterio propio, olvidar prejuicios carentes de sentido y dar minutos a la caterva de desheredados que guardáis en vuestros cajones, pues, a menudo, esos engaños que tan bonitas líneas presentan, en el fondo van diseñados para pescaros a vosotros, y no al pez.

De hecho, tened en cuenta que mientras nadan, el depredador no se detiene a deleitarse con ese sugerente brillo pegado a la agalla, o bien a comprobar embobado el exquisito efecto escama que se extiende a lo largo del lomo. En el fondo, en la medida que se mueven por instinto y que se rigen por la máxima del tó lo que tiene brillo, me lo pillo, mientras que lo que corra ante sus ojos tenga forma pisciforme y muestre sus flancos, o bien se agite denodadamente, será capaz de tentarle, incluso con una librea totalmente descascarillada.


Tiempo al tiempo
Antes de echar el cierre, no menos importante es considerar que el mejor de vuestros señuelos lo mismo cuesta treinta euros que apenas unos céntimos. Por eso, no es tan importante tener en cuenta su procedencia y sí confiar en sus posibilidades, siempre y cuando sea echado a nadar en el terreno y las condiciones para las que ha sido diseñado.

Y es que, como apuntamos previamente, grandes leyendas han pasado al banquillo de los reservas en virtud de una extraña creencia basada en estimar que hoy sólo pescan los modelos lanzadores provistos de generosas dimensiones, y que los que hasta hace nada lo hacían, han perdido sus virtudes de golpe y porrazo. Craso error comete quien piense as

1 comentario: